Hoy he visto una de esas películas que te hacen pensar."Noise", llamada en España "sobrepasando el límite", (no sé a que viene esa fea costumbre de cambiarle el título a las películas cuando no es necesario).
Calificada como comedia crítica indie e interpretada por el magnífico Tim Robbins cuenta como un hombre corriente harto de los ruidos ensordecedores de las alarmas de los coches termina enloqueciendo y tomandose la justicia por su mano. Transformado en violento heroe urbano, se hace llamar "el rectificador" y cuando salta la ensordecedora alarma de un coche deja siempre su tarjeta de visita después de destrozarlo.
¿Quien no ha querido ser alguna vez un "rectificador"?. Nos acostumbramos a convivir con la contaminación, auditiva, visual y de todo tipo. La gente no se respeta, cada uno vá a lo suyo sin pensar en los demás y sin civismo ni educación es muy dificil la convivencia.
¿Por qué tengo que cerrar la ventana para no escuchar el ruido de las motos o la música estridente de los coches tuneados?, ¿por qué molestan continuamente llamando a las cuatro de la tarde para que cambie de compañia de telefono?, ¿hay que irse a vivir en medio del campo y aislarse para que te dejen en paz?.
No, porque entonces pasará un tractor, un bruto fumigando o un avión dando vueltas.
Solo hay dos soluciones, que los ayuntamientos penalicen los ruidos, medida antipopular con la que perderian votos , o contratar a una cuadrilla de "rectificadores",
Esto lo veo más factible.