Un dia iba yo por la calle cuando en la distancia mi radar la detectó junto a un contenedor, de lejos me gustó la linea de su moldura y sus patas; de cerca cuatro capas por lo menos de barniz espeso de color marrón muy feo, un agujero en la chapa de la puerta y en general su estado deplorable me hizo dudar.
¿La cojo?...
¿No la cojo?...
...La cogí.
No hay que olvidar que pertenezco al "club de los cuatro palos" y nobleza obliga.
Tras el emocionante proceso de decapado, pues nunca se sabe que sorpresa puede aparecer bajo la pintura vieja y el chasco consiguiente al encontrar una madera realmente fea, decidí pintarla.
Busqué entre mis botes de pinturas secas y solo encontré una lata de color blanco, pero como ese día me sentía llena de color decidí teñirla con un sobre de azulete que creo que estaba caducado. El resultado fue una gama de azules preciosos.
Y así es como quedó.
Para la puerta me inspiré en los paisajes lejanos que se ven tras las ventanas en los cuadros renacentistas que me tienen obsesionada.
Por supuesto sustituí los tiradores oxidados y desparejado por unos de La India de cristal tallado ,casi transparentes pues no quise que le quitaran protagonismo al dibujo.
Y c'est fini. A mí me gusta.